Esta semana la prestación de servicios públicos de la ciudad logró acabar con mi paciencia.
EDES nos dejó sin luz dos veces en una semana, con cortes programados por más de 5 horas en cada caso. Y todo lo que ello implica en pleno verano.
PLAZA me dejó varado 45 minutos en la parada del colectivo aguardando la llegada de unos de sus micros que nunca llegó. Resulta que mi viaje requería de más de 40 minutos para llegar a destino: el Parque e Mayo. Allí me esperaba uno de estos que te “dan las técnicas” para que se te haga más fácil rendir el examen práctico para obtener el carnet de conducir. Al pobre flaco lo dejé re plantado.
Muy caliente tuve que desistir de la idea de ir porque en los 15 minutos que restaban para llevar al horario de encuentro ni en avión llegaba.
Ahora bien, nuestra ciudad se convirtió en tierra de nadie. Todavía no entiendo como nadie es capaz de ponerle el punto a la í. Tenemos los mismos problemas desde hace tiempo. La historia para los bahienses se convirtió en un profeta con la mirada hacia atrás.
Llega el verano y ya sabes que padeces:
- Los cortes de luz programados en distintos sectores de la ciudad. ¿Debido a qué? A una crisis energética que vienen argumentando desde la presidencia de Duhalde y a la cuál aún no le encuentran solución. ¿No le encuentran? o ¿No la buscan?
- La zona norte, alta de la ciudad, se queda sin agua durante largas horas, días incluso. ¿Por qué? Porque estamos en plena crisis hídrica y el Dique sin agua. Eso se entiende ahora. Pero la gente de este sector año tras año padece esta problemática. Aún cuando todavía el Dique Paso de
- La frecuencia, los recorridos y el costo del sistema de transporte público de pasajeros. Tema que está en el tapete desde hace ya tanto tiempo. Con los mil y un intentos de reestructurarlo y esto nunca parece querer acomodarse. La frecuencia de 8 minutos que nos prometieron no sé donde quedó, lo que sí el boleto sigue $1.80 y se viaja como ganado.
- Lega febrero y la amenaza de los docentes de no arrancar con el ciclo lectivo por reclamo de aumento salarial. Este año tocó el reclamo por descuentos. Al final los pibes no saben si arrancan o no el 3 de marzo. Y esta incertidumbre se tiene desde que yo iba a sexto grado.
Sinceramente como ciudadano me cansé, pero no sólo eso, me aburrí de tener siempre la misma historia que contar, porque reclamar cada año. En esta ciudad a los problemas serios no se los quiere encausar. Nos prometen soluciones, nos venden buzones que tienen un pasar fugaz y todo lamentablemente sigue igual
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