Esta mañana una dulce abejita, por lo que se ve andaba de paseo por mi habitación. Claro, el tipo duerme en la planta alta de la casa, y en los días de altas temperaturas se encierra el calorcito. Entonces, después de la tormenta de ayer, abrí las ventanas de par en par para que la fresca inunde el sector de la casa que me pertenece.
Siempre algún insecto en carácter de agente externo me invade, ya que mi ventana carece de mosquitero. Esta vez fue una abeja.
La cuestión es que anoche cuando me dormí, ni cuenta me dí que tenía visitas. Esta mañana, un fuerte pinchazo sentí en el dedo índice de la mano derecha. Tal era el dolor que me desperté de golpe. Me lo miro tenía algo así como una astilla, por momento me parecía que era parte de un sueño. La primera reacción fue sacármela, lo conseguí. Mientras me despertaba, comencé a escuchar el zumbido característico del insecto, junto al vidrio de la ventana, como queriendo escapar, y ahí me dije el bicho de mierda este me enterró el espolón.
Las puteadas comenzaron a aflorar, y el dolor cada vez más fuerte, el dedo se me hinchaba e iba subiendo la temperatura.
Desperté a mi hermana, me grita: - ¿Qué te pasa?
- Una abeja de mierda me picó el dedo.
- Una abeja?¿
- Sí, una abeja.
- Y… ¿Dónde está?
- Acá, en la ventana.
- A ver…
Se viene a mi habitación y con la zapatilla la mató a la hija de mil.
Son la tres de la tarde, tengo el dedo en compota, igual logré recuperar los ánimos. Aunque ésta hija de puta me hizo re calentar, y me las va a pagar…